En comparación con otras técnicas de trasplante, la curación y el retorno a las actividades diarias normales del paciente son más rápidos.
Antes de iniciar el trasplante, se realiza un examen médico como de costumbre. En esta etapa, se examina la calidad y la estructura del cabello, se evalúa la caída potencial y el grado de densidad de la zona donante. Finalmente, se calcula el número de injertos necesarios para el trasplante.
Antes de la intervención también es necesario cortar el cabello con una longitud precisa, de modo que se adapte a la zona receptora.
Luego procedemos a la administración de la anestesia local en la zona donante. Posteriormente, con la ayuda de un micromotor, el cabello se extrae individualmente, teniendo cuidado de dejar una pequeña cantidad de tejido alrededor de los folículos capilares. De esta forma, el cabello de la zona donante y receptora no se daña.
Los injertos recogidos se inmergen en una solución especial que mantiene vivos los tejidos. Posteriormente, se aplica la anestesia local en la zona receptora y se preparan los injertos de trasplante, insertándolos en los bulbos pilosos apropiados. El trasplante se realiza siguiendo el patrón natural de distribución e inclinación del cabello y la operación se completa sin dañar el cabello existente.
El cabello trasplantado cicatrizará con la formación de costras, que naturalmente caen después de algunos días. Después de 15-20 días se espera la caída del cabello trasplantado, mientras que el nuevo crecimiento se espera después de 3 meses de la operación. En la mayoría de los casos, en el sexto mes hay un recrecimiento del 80% del cabello, pero es necesario esperar 12 meses para poder apreciar el resultado final.
